Blanca madrugada poblada de lazos negros, el sol cobrizo alumbraba, las sombras del cóncavo camino a cada segundo se alejaban, pude contar los aleteos de una abeja que pasaba, esta que dejo su miel mientras que la contemplaba, plasmo ese suave y transparente color que me atravesaba y sentí miedo al descubrir que mientras vi el sol cobrizo y la miel brotar percibí morir… mi corazón estupefacto imitaba el silencio y ya no quiso latir, el polvo a mi alrededor parecía no asentar, el aire se quedo quieto y no recuerdo respirar, volví a la madrugada y quise el cobrizo despejar pero la miel se quedo estática y mas no puedo recordar.